martes, 29 de mayo de 2018

Reseña #2: de "El Llano llano" de Alfredo Molano



El autor:
Se llama Alfredo Molano y es profesor de sociología en la Universidad Nacional de Colombia. La hermosa y siempre histórica casa mayor: “La Nacho”. A este señor escritor le sobran las canas y por eso mismo la experiencia que lo lleva a tener la mayor virtud en los cronistas: la paciencia de escuchar y luego escribir con la delicadeza que honra la ausencia de los que primero confiaron en él sus historias. Sencillamente un referente intelectual de Colombia entera. Nada como el compromiso de ayudar reconociendo la perra vida que padece el otro.



Mis intereses:
Conocí a Alfredo Molano en mi primer viaje a Colombia. Fue con una de sus crónicas sobre el pacífico colombiano. Vio, contó, escribió, ayudó. Cuando lo leí de cierto modo sabía que estaba escuchando a esas gentes que tienen sus historias guardadas, pero sin contar, por no ser célebres, próceres. Su trabajo como periodista se ha convertido, para mí, en un mediador entre lo que alguien quiere decir y en él recae la responsabilidad de cómo decirlo. Belleza pura el abuelo Molano. Con él aprendí un universo que yo creí haber inventado: la ruralidad como problema y escenario de la vida, ese otro Macondo latinoamericano. 



Mi opinión:
El libro está compuesto por cuatro relatos, dos testimonios y un epílogo donde agradece fijando una deuda completa. Todos suceden en la Orinoquia colombiana, conocida también como Los llanos orientales. El cronista investiga porque es sociólogo, escucha porque es periodista y estila la historia porque es un gran escritor. Breve en sus descripciones, esas frases cortas que se agradecen. Sin petulancia, sin mayores pretensiones que la de decir “allá pasan estas cosas, por un carajo, anden y atiendan de una vez y déjense de huevonadas de oficinas y protocolos”.

Lo que yo aprendo con este breve texto del profesor Molano es que todos, absolutamente todos, tenemos una desgracia que contar. La cosa es -la maldita cosas es- que no todas se escuchan, y si se escuchan no llegan lejos, y si llegan lejos se consideran circunstanciales… Porque como concluye el sociólogo honesto, no siempre son necesarios los “documentos acartonados y descoloridos por el tiempo para convertir un hecho en histórico […] La historia es una voz llena de timbres y de acentos de gente anónima”.


Alfredo Molano


Brevedades del libro:
El escritor no habla, justo hace lo que le toca: escribe. Cada relato y cada testimonio muestra la voz, el ritmo, la respiración del que contó, de que confesó, del que omitió. Del que, como dice el escritor, sabe que los problemas nunca se resuelven, uno lo que hace es cambiar de problema. La vida es perra, muerde antes que ladra. 

¡No se mueran nunca!

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