sábado, 7 de marzo de 2020

Apuntes de lectura "Mitos nórdicos" de Neil Gaiman


Los mitos son fundacionales, si no, no es un mito. Explican el gran comienzo de lo que ya es un hecho. La creación de un pueblo entero, por ejemplo. La mitología, ciertamente es el estudio de los mitos, pero igual puede ser un conjunto de mitos entrelazados que sostienen la explicación de este gran inicio fundacional. Hay una mitología griega, también una romana, estas fueron de las que me hablaron en la escuela; pero me voy enterando de que existe la mitología amazónica, la africana, la mexicana, la hebrea y la lista se extiende. O sea, todo lo que hay aquí una vez tuvo que ser fundado mitológicamente.


He leído "Mitos nórdicos" (Planeta, 2018) de Neil Gaiman (Reino Unido, 1960) y me he enterado de que a Thor alguna vez le robaron su martillo. ¡Sorprendente! En los mitos, tal parece, puede suceder lo necesario para explicar lo que haga falta y así sostener el mundo. Actualmente, los países nórdicos están compuestos por cinco estados europeos, a saber, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. Odín, Loki y Thor, en aquellos primeros tiempos, rondaron estas tierras a grandes zancadas donde lucharon con gigantes, pelearon con monstruos y estaban seguros de que lo que hacían era imprescindible. Y al final, “el juego comenzará de nuevo” dice el autor.

Me pregunto si hay una necesidad psicológica del acto fundacional, de esa gran caída del que Slavoj Žižek ha dado cuenta en varios lugares. Finalmente, entiendo, los mitos llegan al rescate para hacer girar la maquinaria que es la historia, eso que sigue a los mitos. Pero dónde se articulan, en qué sitio la necesidad fundacional empata con los archivos que dan cuenta de una verdad. Carlos Fuentes ─el gran Carlos Fuentes─ dice que no hay pasado si no se crea lo nuevo, y tampoco hay creación si no hay un pasado que nos informe. Pero en este caso, ¿los mitos hacen parte de un pasado remoto? ¿Cómo asumiría el historiador la posible existencia de Asgard, la morada de los dioses, para dar cuenta de las rivalidades entre naciones y a veces entre déspotas con nombres, apellidos y poder?

Gaiman, quien reescribe estos mitos de manera extraordinaria, me deja claro una cosa: tarde o temprano los dioses tendrán que llegar a Vigrid, esa llanura donde acontecerá el Ragnarok, que no es otra cosa que “el crepúsculo de los dioses, el final de todo, el día en que los dioses batallarán contra los gigantes de hielo” y serán derrotados. Todo volverá a suceder, como en "La última pregunta" de Issac Asimov, alguien encenderá de nuevo el sol y otra vez el principio. Y llegado ese momento se requerirá del gran mito fundador.

Con un poquito más de 250 páginas, el autor da muestra de su fascinación por los mitos nórdicos; él mismo lo dice, si de mitologías se trata, decanta su preferencia por éstos que se ha dado a la tarea de simplificar para sus lectores. Todos de fácil comprensión, con una extensión corta que permite percibir el progreso de la experiencia lectora. La portada, como se puede ver, es hermosa, verán que tiene unos relieves que permite comenzar desde ahí, con la mirada que es una de las formas de sentir la realidad.

Actualmente estoy en un momento de mi vida intelectual en el que quiero explicar muchas cosas, y no encuentro la fórmula. Los que saben me dicen que voy por buen camino, pero ese camino parece que solamente ellos lo están viendo, porque yo ni siquiera me entero. Pero si es alguien en quien confías el que te dice que cada paso es firme, entonces continúas, y así hago yo, confío en que lo que pienso, lo que leo, lo que escribo, al final abonarán a la explicación que quiero dar. Es decir, parece que estoy buscando un mito que funde mis pensamientos, que me permita encender los motores, y aunque más adelante caiga en la cuenta de que el camino es un yerro, por lo menos sabré que he dejado atrás el puerto del sedentarismo, y que me he encaminado a sumar explicaciones hasta configurar una analítica completa, además de compleja.

Esto, creo yo, es lo que hacen los mitos, sean nórdicos o marcianos. Obligan al hombre a buscar, a como dé lugar, una formulación que dé cuenta de ese espacio que dice merecer por derecho milenario. Porque también creo, y esta es una sospecha prestada, de que el mito es la primera aclaración al porqué de las gentes, que cuando lanzan esta pregunta, como dice el profesor Pablo Fernández Christlieb, lo que esperan a cambio es una historia, haya sido ésta cierta o inventada.

Los mitos no corren el riesgo de ser evaluados para definir su veracidad, pero sí tienen una lógica interna. Por eso a ratos son convincentes, y por todo el mundo hay grupos humanos que creen en ellos y esperan los presagios que anuncian. Ah, porque el mito es fundacional, ciertamente, pero también siempre es futuro. Y como esto es lo que más nos hace falta por este tiempo, pues mientras las ciencias y los débiles héroes políticos no den respuestas, no se dudará en girar la mirada hacia Niflheim, ese lugar con densas neblinas donde queda el comienzo de todas las cosas.

Lo que quiero decir es que Mitos nórdicos me hace pensar en los motivos que tuvieron los ancestros para compartirlos oralmente con sus descendientes. ¿Qué conservamos cuando decimos que queremos conservar los mitos, las leyendas, los cuentos… el pasado? ¿La trama de la historia que contienen? Ese cuento no me lo creo, tiene que ser otra cosa, y ésta no es fácil de descifrar, pero una sospecha sí la tengo y aquí la comparto con ustedes: el mito es la frontera pretérita que llena de alivio los pulmones de la historia, y en tanto se reproduzcan, la historia sabrá cuáles son los terrenos donde hará de espectador de una dimensión inaprensible para sus herramientas. Y esto sucede con ella, pero también con la sociología y la psicología. La antropología creo que ha sido la única que se ha pintado de lista y su mixtura le ha dado grandes resultados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario