lunes, 4 de junio de 2018

Reseña #7: “París era una fiesta” de Ernest Hemingway



INSTRUCCIONES PARA CONVERTIRSE EN ESCRITOR
(Soy un demonio forastero)

Hola, Pibe, cómo estás. Yo sigo aquí en Sudamérica haciendo lo que puedo: leer desde muy temprano y escribir hasta muy entrada la madrugada. No puedo quejarme, dispongo de mucho tiempo para sentarme frente a la ventana desde donde puedo ver la Cordillera Central. Se trata de un ramal de la Cordillera de los Andes que se divide por el sur de Colombia. Pero desde Bogotá se puede ver, a veces completamente verde, en ocasiones cubierta de una blanca neblina que por las tardes se convierte en grisácea. Pero se ve imponente, inamovible pero eterna, Pibe. Anoche llovió mucho y en el empaño del vidrio escribí "El invierno más largo". Te hablaré al respecto más tarde en la vida. 


En esta ocasión te voy a hablar de Ernest Hemingway, un joven que, como tú cuando tengas los veinte años, se fue (te enviaré) a París (tu irás a Madrid) para convertirse en escritor (tú harás lo mismo). Se trata de un momento de su vida en que, como él mismo lo dice, era pobre, pero vivía muy feliz con los suyos. Tranqui, Pibe, ya lo dijo García Márquez, las penurias artísticas no son la única fuente de grandes obras; además sé que tú prefieres el frigorífico lleno y el servicio de cable e Internet en la computadora. Así será. 



El autor:
Hem, como le decían sus amigos, nació en Estados Unidos de Norteamérica y se dedicó al periodismo y más tarde a la literatura. Escribía sobriamente, Pibe. Esto quiere decir que cuando leas Paris era una fiesta o cualquier otro título de su obra, verás que su escritura es modesta y sencilla. Por eso mismo transformó la manera de contar ficción en su época (primera mitad del siglo xx).

Era un gran viajero, usaba mucho el tren cuando estuvo en Europa. A veces viajaba solo o con su esposa (te doy un dato: cuatro esposas con sus respectivos divorsios, Pibe, cuatro y sumado a sus amores de puerto). En alguna parte de su estancia por esos lares le tocó dormir solo, claro que sí, y en esos momentos le entraba cabronamente al trago, el pedo que ni te enterabas, al chupe y el dele que a veces era gratis. El Hem, Pibe, era un ebrio nivel asiático. Pero con las mismas escribía, ojo con eso. Y a [la] final, Pibe, cada uno puede hacer lo que le dé la gana con su perra vida. A ti eso te tiene que valer una hectárea de… Pero, Pibe, si descubres que el que hace de su vida una mierda perjudica a terceros, entonces mándalo al demonio y búscate a un mejor escritor, que por más ficción que haya, la puta realidad siempre está ahí pidiendo escenario.

Hem estuvo en el frente de guerra, combatió en primera línea y regresó a su patria. Fue un héroe y creo que eso hay que respetárselo. Le gustaba la caza de animales salvajes, así que junto con otros amigos se colaba a las selvas del África y recorría kilómetros de desierto buscando riesgos que tomar. Era un Vladimir Putin cualquiera. Al final de su vida, que es cuando escribe París era una fiesta, vive en Cuba, se hace amigo de Fidel Castro y de cierto modo simpatiza con la Revolución. En este tema tengo un dato que más tarde te compartiré, Pibe, porque García Márquez también tenía casa en Cuba y también era muy amigo de Fidel. ¿Vas agarrando la onda de cómo funciona la vida?

Sufría de fuertes depresiones (no me preguntes más sobre ese tema, por favor, es una mierda), así que lo internaron en más de una ocasión en hospitales psiquiátricos. El poder de su pluma ya no era el mismo. “El viejo y el mar” fue de sus últimas obras y después, con la escopeta que tenía guardada en su casa, hace las de Kurt Cobain (¿o fue al revés?). 

Ernest Hemingway

Mis intereses:
En la biblioteca de tu abuelito hay una edición muy vieja, de principio de los setenta, de Por quién doblan las campanas de este señor pluma. Fue la primera obra que leí de él; le siguieron Adiós a las armas y El viejo y el mar. Sabía algunas cosas sobre el cazador de historias, Pibe, pero digamos que no estaba muy enamorado de su obra y su pluma. ¿Y sabes por qué? Porque a los dieciséis pensaba que ahuevo la literatura tenía que ser complicada y no de fácil acceso intelectual para mi generación de provincia. Estaba equivocado y a los treinta y tantos lo he entendido. Mis amigos escritores oaxaqueños me han enseñado más de la cuenta y quedo en deuda con ellos. 

Una amiga de internet me mandó la liga de un documental sobre la vida de Hem y me gustó. Me recordó a mis tardes lluviosas camino al COBAO desde Juchitán. Yo iba leyendo Por quién doblan las campanas y la chica guapa del colegio me miraba de soslayo, como queriendo saber qué historia era aquella que no me hacía perder la concentración ni por ella ni por nadie. Cuando noté que me miraba, Pibe, cuando ella me preguntó con su voz de ángel qué estaba leyendo, estuve a punto de regalarle aquella edición hermosa que tu abuelito aún conserva y que aún hoy se niega a heredarme por anticipado. Luego pensé en su biblioteca y se me fueron las ganas de cometer una torpeza con aquella chica que se empolvaba de más la cara.. 

Ahora estoy aquí en Sudamérica y voy en un bus leyendo París era una fiesta, nadie me mira de soslayo. A veces una que otra bogotana sonríe cuando lee el título. Aunque me parece que lo que más les llama la atención es la edición. Tengo otra hipótesis: Hem es el hombre perfecto, el rudo cabrón y sensible que muchas de mis amigas quieren a su lado. Ya no se hacen, Pibe, ya hay pocos como ese tipo, y el que dice que es no se logra. 

Eres un niño, apenas tienes seis y no entiendes mucho de lo que aquí te estoy diciendo. Pero en París, cuando te lleve, sabrás de lo que te estoy hablando. 

De qué va el libro:
Me pregunto si aún existen las ciudades momento, Pibe. Creo que ya no. En todo caso, me parece que en quince años Oaxaca será esa ciudad que los intelectuales y artistas de todo el mundo buscarán. Ahí estarás. Si no es así, pues estaré esperándote en Barajas, aquí en El Dorado o en cualquier parte del mundo. París era esa ciudad momento y ahí se desarrolla esta obra: cuando Hem y sus amigos eran pobres, pero todos eran muy felices. Hem pertenecía a la “Generación perdida”, nombre que le dio Gertrude Stein a un grupo de chicos que se la pasaban tomando, bebiendo, teniendo sexo como caballos y más de lo mismo. Pero escribían brutalmente y ella con sus turbomillones los patrocinó a cada uno. 

Sé que estos nombres ni por el putas te van a sonar, flaco, pero si digo que junto con Hem estaban Scott Fitzgerald y Ezra Pound, estoy tratando de comunicarte que estos chicos no tenía ni la menor idea de la potencia que iban a tener sus obras en este presente que estás viviendo, y que por eso mismo te hablo de uno de ellos. 

Afiche de película

Mi opinión:
"París era una fiesta" es una novela de autoficción (o sea que se trata de una historia con elementos reales de la vida del autor). Ahí cuenta Hem que se iba a una cafetería y pedía un café que le duraba un par de horas (no había plata, sólo talento), entonces con lápiz, sacapuntas y papel sobre la mesa escribía sus cuentos que entonces eran rechazados. Los meseros ya lo conocían, y de él se decía que era uno de los que revolucionarían la literatura mundial. No se equivocaban. A veces comía, a veces sólo bebía vino y alcohol. A veces se encontraba con Picasso (un turbopintor que ya te hablaré de él) y junto con sus amigos se ponían hasta el culo de caballo. Eso era París, Pibe, un sitio que conocerás y que sospecho que llegarás sabiendo de él un poco antes de estar ahí. 

París se va con uno cuando se aleja, dice Hem, París se va con uno cuando ha estado ahí antes. Y yo creo que no se equivoca. Me ha sucedido con Quito, con Bogotá, con Antigua, con Ciudad de México, con Guadalajara, Con Xalapa… Y creo que a ti también te va a suceder. Te sucederá porque serás un escritor que intentará leer más de lo que pueda escribir, pero cuando lo haga buscará navegar en la corriente de las tradiciones hasta que encuentre el puerto que crea mejor para su tintero. 

Brevedades del libro:
Woody Allen es un tipo que usa unos lentes como los que yo traigo puesto, de los que te burlas cada vez que me vez con ellos en Juchitán. Es un escritor y director de cine. “Medianoche en París” es una película que él escribió y dirigió. El personaje central viaja al París de los veinte, pero sucede a medianoche, después le toca volver al París de su presente. Pibe, se encuentra al tío Hem y a los que aquí te he mencionado. ¿Otro calibre, cierto? Está basada en "París era una fiesta", varios de los diálogos del libro se repiten textualmente en la película. 

[Gudi Alen] es uno de mis directores favoritos. A muchos no les gusta el [Gudi] y me dicen por qué, pero no los entiendo. Seguro es porque saben más de cine que yo. Yo los veo y me marcho en silencio, o más bien diciendo en voz baja “Gudi, may pauer es para ti”. A lo que él hace se le conoce con el meganombre de "Cine de viaje". ¡Otro pedo, Pibe! 

¡No te mueras nunca!

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