martes, 26 de junio de 2018

"El taller, el templo y el hogar" de William Ospina


Ha tardado un poco la reseña, pero es que entre viaje y viaje sólo puedo leer y tomar un par de notas en mi libreta. pero aquí está el más reciente libro del maestro William Ospina (Tolima, 1954), uno de esos colombianos que necesita el mundo para reflexionar sobre nuestro planeta.

El autor:
Willian Ospina es poeta, ensayista y novelista. Ha recibido premios aquí y allá. Nació en Padua, Tolima, un departamento al centro-este de Colombia. Estudió Derecho y Ciencias políticas en la Universidad de Santiago de Cali. Tiene una participación muy activa y crítica en el periodismo de opinión. Este señor es un todo-terreno.
Lo conocí en mi primer viaje a Colombia y a mi regreso a México me dediqué a buscar su obra completa. Muchos de sus títulos sólo pude encontrarlos en Sudamérica. Creo que William Ospina escribe como habla y cuando lo leo tengo la sensación de estar conversando con él. Lo conocí en la presentación de “El año del verano que nunca llegó” en la Librería Gandhi a sur de la Ciudad de México, recuerdo que me tomé una foto con él y le pedí que me firmara mis libros. “¿Y quién es Liliana?”, me preguntó tras leer la dedicatoria de la primera página. “No quiero arruinar eso”, dijo y se saltó a la siguiente.
Ficha técnica:
Se llama: El taller, el templo y el hogar
Lo escribió: William Ospina
Se trata de: Ensayo
Año: 2018
Editorial: Penguin Random House
Tiene: 200 páginas
¿Calificación del 1 al 10?: Tengan tantita madre
Mis intereses:
No sé si me gusta más el Ospina novelista o el ensayista. Definitivamente su obra poética no es mi favorita. Sin embargo, cuando estoy en México disfruto de sus novelas históricas que releo constantemente, asimismo leo línea a línea sus análisis sociales y sus reflexiones sobre los movimientos literarios de los que habla con tanta claridad. Cuando estoy en Colombia él me ayuda a tener una cartografía de la política de su país y América Latina a través de sus columnas de opinión. Me gusta una de sus tantas sentencias: apoyar y simpatizar con cualquier político que tenga un plan de gobierno que favorezca a la gente menos favorecida. Simpatizó con Chávez y le sugirió a Maduro mandar a elecciones.
Hay en la obra de William Ospina una serie de elementos metodológicos que permiten entender distintos procesos actuales de México, es por esos que lo leo y lo estudio. Yo como psicólogo rescato el aporte humanista y crítico que tiene sobre los patrones de comportamiento humano en la historia de medio siglo de la América mestiza.
De qué va el libro:
Se trata de 9 ensayos en las que el autor evidencia la situación crítica que ha alcanzado la humanidad respecto al deterioro ambiental. Pasa por el pesimismo, pero afortunadamente sus alternativas ─que de consejos no tienen nada─ ofrecen un optimismo operativo, individual y colectivo.
Ospina critica al capitalismo salvaje que se ha encargado, sin que nadie se haya dado cuenta, de depreciar el valor ancestral de la naturaleza. Visto así, sin mayores significados, no importa si talamos sin reforestación, si contaminamos los océanos y las aguas continentales sin mayores castigos. Da absolutamente lo mismo si desplazamos la medicina tradicional desprestigiándola para introducir una compulsión farmacológica, no importa si nos bajamos cientos de hectáreas de bosque y en su lugar ponemos altas torres cubiertas de vidrios y concretos.
Otro de los temas que aborda William Ospina es la soledad inconmensurable del hombre, ese hombre idiota que está rodeado de miles de personas, algunas reales y otras más virtuales. La búsqueda de su compañía, en medio de esta modernidad y progreso, es la mordedura que la serpiente hace a su cola: hundirse más en su soledad tecnológica para buscar su compañía humana.
Hay un abordaje de Ospina que me patea la médula y me tumba con la frente en el lodo: la ciudad es un invento de la modernidad, a costa de los adjetivos de retroceso y estancamiento que se le ha asignado al campo. Es resultado de un sentimiento falso de seguridad y éxito que brinda el discurso del progreso. Yo he vivido en el campo, en el pueblo y en la ciudad, y se vive ─o sea se come, se ama y se muere─ distinto en cada sitio.
Mi opinión:
Este libro de William Ospina es un mapa de sus pasiones literarias, de su paso por este mundo. “El taller, el templo y el hogar” es una vuelta a la mitología, a la historia ─las historias quiero decir─, a la poesía, a la propia experiencia, como estrategias para pensar el mundo. No se trata de una perspectiva ─esa palabra me da más miedo que confianza─, se trata de formas, de procesos que dan formas diferentes para establecer patrones de comportamientos individuales y colectivos.
Brevedades del libro:
Solo una pregunta a guisa de crítica a “El taller, el templo y el hogar”: ¿quién es ese hombre que contamina el mundo? ¿Acaso se refiere usted al hombre-fábrica? No me haga sentir como elemento determinante de este desastre natural, creo que mi participación no es tanta como usted señala. Aunque me jode saber que mi consumismo desbordado le hace el regate a cualquier industria.

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