sábado, 16 de marzo de 2019

Reseña de "Hegel actual" de Gerardo Ávalos Tenorio | "No vamos a esperar sentados"


Los extraterrestres, o descienden por estas fechas o mejor se devuelven en busca del Voyager si aún quieren saber algo de nosotros, pero si se tardan un poco más en establecer contacto, sin duda nos será más útil Hegel en nuestro tiempo para explicar el desastre que hoy estamos habitando. Porque al igual que ellos, no sabemos en dónde quedaron las coordenadas políticas de este planeta que nos cupo en suerte, y nos urge encontrar estrategias teóricas para comenzar a dejar en claro más de un escenario intelectual. ¡No vamos a esperar sentados! Eso convierte a Hegel actual. La paciencia de lo negativo (Gedisa, 2018) –la más reciente obra del filósofo y politólogo Gerardo Ávalos Tenorio– en un libro imprescindible en los pregrados y posgrados encargados de pensar la política en México y el resto de América Latina

No es un libro sobre Hegel –para eso el autor tiene su Breve introducción al pensamiento de Hegel (UAM, 2011)–, se trata de una batalla a diestra y por siniestra del momento actual con Hegel de la mano. Dice textualmente el Dr. Gerardo Ávalos: “no pretendo ‘actualizar a Hegel’, sino explorar este complejo pensamiento desde la intuición de una época tremendamente conflictiva que para nada ha cumplido las expectativas depositadas en la modernidad”. Parece entonces que nuestro autor, antes que “actualizar” pretende recuperar, y ya con el machete en mano hacerse paso en la densidad del bosque político que nos abraza. ¡Nadie se salva!, dicho sea de paso.

Pero también es cierto que pensar con un filósofo de finales del xviii y principios del xix obliga, a quién se atreva, a plantear su propia filosofía política: además de reivindicar la necesaria actualidad de Hegel, de entramar su pensamiento a la conciencia que se sitúa en América Latina, al profesor Tenorio no le tiembla la pluma para afirmar que antes de disertar sobre el objeto del libro, hay que estar seguros de que partimos de lo universal, que es necesario ese punto de salida porque en el recorrido de los mares rabiosos de la política actual uno va tropezando con fragmentos filosóficos que bien pudieran ser analizados desde el sofá de la casa. “Necesitamos hacer filosofía” dijo el politólogo en una de sus disertaciones en el Doctorado en Ciencias Sociales de la UAM-X donde él hace de coordinador y yo de estudiante. “Ya basta de textos literarios que se hacen pasar por filosóficos” agregó en esa ocasión y nadie negó la experiencia de ese hecho.

Hegel actual… tiene ocho capítulos. El uno son los Prolegómenos atrevidos donde el autor se percata de que tiene al menos tres tareas antes de lanzarse a las profundidades: lijar los mitos sobre Hegel y convertirlos en filosofía para tirar pa’lante ya reivindicados de la sagacidad de sus detractores; establecer cuál es la clave con la que irá a romperla, creo ver una determinante y es ésta: “la inquietud de lo negativo ubica en la relación lo que constituye al ser. No hay ser que no sea, al mismo tiempo, no ser. Esta forma de decirlo recupera la doble negación que constituye al todo. Al mismo tiempo da cuenta de la imposibilidad de que algo no sea procesal y, por tanto, que algo no esté en movimiento”; y la última tarea, la tercera y más arriesgada, hacerle entender –entrar en razón– a sus lectores que el hombre, “no nace hombre sino que adviene hombre como resultado de un proceso”, esto es la filosofía de la historia de Hegel donde el espíritu es una visión del movimiento de colectividad insertada en la historia.  

En el capítulo dos, el Dr. Tenorio insiste en la pertinencia, como quien quiere decir que la idea no es mala, que antes resulta urgente, por eso plantea su desacuerdo con Taylor; al final los dos llegan a buen puerto, el Estado entra a debate y la conclusión de Tenorio se cuela a la compresión contemporánea del Estado como algo más allá de las instituciones, pero ese más allá, si no se hace filosofía –otra vez la advertencia del también politólogo– el Estado se presentará como especulación de lo etéreo y así, ¡aunque insista, rama!, no se puede llegar lejos en filosofía política. El capítulo tercero es una “recuperación” de la Fenomenología del espíritu del filósofo alemán, y lo que se pretende es ver qué posibilidades de actualidad tienen el Estado y lo político. La fórmula aplicada por el autor es tremenda –quiero decir que lo consigue con un gol a lo Maradona: desde media cancha y contra todo el cuadro de Inglaterra por delante.

En el cuarto y en el quinto capítulo hay una batalla a muerte sobre el concepto hegeliano de Estado y que, tras traerlo al presente, obtiene ciertas posibilidades teórica, y aquí es donde la filosofía política entra al rescate y dice algo así como “pues ande, hagamos magia con lo que tenemos y verá que en menos de nada lo de Hegel, lo nuestro y nuestras derivaciones serán imparables”. Esto es la filosofía, insistir, insistir, sin tener que repetirse. En el sexto capítulo la revolución es el pretexto; en el séptimo, la revolución previamente teorizada revive el debate y el combate contra el liberalismo desde dos frentes: ora definiéndolo desde Hegel, ora tirándole con todo hasta intentar minarlo en el cuadro de lo que resulta actual. El libro cierra en el capítulo ocho con un navegar de alas anchas por la “dimensión religiosa de la vida estatal”: la religión como eje transversal del ordenamiento, como “fundamento del Estado”.

El profesor Ávalos Tenorio se formó en la UNAM en Ciencia Política –desde el pregrado, pasando por la maestría, hasta el doctorado– donde también fue profesor de cátedra. Actualmente es profesor-investigador de tiempo completo en la UAM-X en el departamento de sociales y humanidades y, como ya lo dije arriba, coordina el Doctorado en Ciencias Sociales. Al menos cuatro de sus libros he tenido oportunidad de estudiarlos, y en cada uno de ellos la pluma letal se mantiene: La política del capital (UAM, 2007), Leviatán y BehemothFigura de la idea del Estado (UAM, [1996] 2001), Ética y política para tiempos violentos (UAM, 2016), y el que ahora he intentado reseñar aquí. 

Hegel actual… no es un libro fácil; me ha llevado muchas horas leerlo, hay sobre mi escritorio decenas de hojas sueltas con apuntes que me permitieron, y eso más o menos, cartografiar las tesis del profesor Tenorio. No obstante, tengo que advertir que esta reseña no tenía esta pretensión, más bien con ella intento presentar estructuralmente el libro, sin dejar de mencionar que lo dicho aquí hace parte de mi lectura, que bien pudiera yo no darme cuenta de mis yerros revisionistas. Quizá en otra oportunidad me dé a la tarea de discutir momentos específicos de Hegel actual... que me interesaron filosóficamente como un imberbe estudiante de doctorado. 

Ahora son ustedes los que tienen la palabra.  

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